sábado, 11 de junio de 2011

DIOS DA DIENTES A QUIEN NO QUIERE COMER

Dios le da dientes a quien no quiere comer (o algo así decía este refrán popular). Y es que es así y hoy me he dado cuenta cómo ese "dicho" se hace realidad, en este caso, en lo laboral.

Es curioso ver cómo mientras mas del 20% de la población activa daría lo que fuera por trabajar en lo que fuera, durante el tiempo que fuera, existe gente que desprecia su trabajo y sus relaciones con sus compañeros hasta puntos de enrarecer el ambienta laboral en los que se hace muy difícil la convivencia en el centro de trabajo. Y esto lo hacen sólo y exclusivamente porque como saben que tienen un trabajo fijo (pero fijo de verdad, porque son como funcionarios), pues le pierden el miedo a todo, a convivir, a dialogar, a coexistir.

Y es que esas personas, las que tienen esos trabajos fijos, como saben que son casi intocables, nadie les va a echar, empiezan a exigir derechos hasta los más mínimos y absurdos, no teniendo en cuenta que a lo mejor tienen unos deberes que no cumplen. Tiran continuamente de lo que dicen sus convenios colectivos (lógicamente la parte que les interesa), porque si esos convenios por los que tanto abogan, se cumplieran a rajatabla, posiblemente perderían más de lo que ganarían (todos sabemos que hoy en día, en la mayoría de las empresas, estos convenios más que ayudar, ponen piedras en el camino laboral diario de los empleados).

Aun así, no deja de ser asombroso como determinadas personas, sin ser viejos en sus puestos, es decir, personas con 30 o como mucho 40 años, se aferran a su categoría de fijos e intocables por el estado para crear conflictos continuos, malestar entre compañeros, pedir todo por escrito, como si hubiera que burocratizar el día a día laboral.

Es una pena porque esas personas que reniegan de sus trabajos hasta el punto de que en algunos casos, muchos de estas personas dicen que estarían encantados de poder dejar dichos trabajos (creo que ni ellos mismos saben lo que dicen), esos puestos que le aseguran un sueldo para toda la vida y que como, no se por qué, están amargados, pues se dedican a mirar con lupa cualquier fallo, cualquier ausencia de derechos por pequeña que sea. Y todo esto lo podría entender en personas que llevan en su puesto de trabajo muchísimos años y están deseando que llegue su momento de jubilación, ya que el trabajo, y sobre todo determinados trabajos, queman mucho, pero que estas conductas las tengan personas jóvenes, con sus puestos recién adquiridos, es algo que no puedo llegar a entender.

Señores, no os quejeis porque no os ponen yogur en las comidas ni porque teneis derecho a 3 comidas en vuestros turnos pidiendo por escrito menús, costes del yogur, etc, porque si esos jefes, que en la mayoría de los casos tienen la culpa de estos conflictos laborales por no saber hacer de jefes, se pusieran a hacer cumplir el convenio a rajatabla, posiblemente tendríais yogur pero tendríais que trabajar más de lo que lo haceis y no creo que eso os haga mucha gracia (seguro que menos que el no tener yogur para comer).

Canción del día:
Te he echado de menos (Pablo Alborán, concierto Castellbisbal)

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