miércoles, 6 de abril de 2011

RETORNO A LA LEJANÍA

Amanece...
Las 8 de la mañana. Escucho un sonido que me hace alejarme de los brazos de Morfeo. Se que tengo que irme, prepararlo todo. Muchos pensamientos bombardean mi mente nada más abrir los ojos. No quiero separarme de ti pero no queda más remedio que hacerlo. Es la paradoja de la vida, sin trabajo no hay bienestar, pero dicho trabajo me aleja de ese bienestar, del sentimental.

Sin remedio preparo lo necesario. Siento alegría y tristeza. La primera me da fuerza para afrontar estos días de monotonía absoluta. La segunda me hace pensar en cosas que hay mucha gente que en estos momentos no pensaría.

Llego a la estación, cojo el bus. Camino del apeadero tercermundista que tenemos me vienen a la cabeza momentos, lugares, minutos, experiencias, sentimientos. Compro el billete. Inocentemente pienso que aun hay tiempo para que suceda algo que haga que no me vaya, pero se que no es posible. Me monto en el bus, ya no hay vuelta atrás. Paso por calles que me recuerdan a ti, en tan poco tiempo, en este periodo que llevamos disfrutado de intensidad.

Intento dormir pero no puedo. Llego a Linares. Posiblemente en unas horas tú pases por donde yo estoy pasando... La bolera.... calles, lugares compartidos. Se hace más intenso mi pensamiento de querer lo que ahora nadie quiere.

Sigo pasando pueblos, personas, calles, carreteras, coches, canciones que escucho en la radio....

Llego a mi destino. La sensación de que hace nada iba para allá con la maleta llena físicamente y sentimentalmente. Ahora la misma maleta viene más vacía de ropas, pero mucho más llena de ti, casi a reventar.

Cojo el bus urbano, curioso, el número 13, siempre me hizo gracia que este número desaparezca de muchas cosas pero aquí no, no le tendrán miedo a la mala suerte.

Mi parada. Bajo del bus. Ahí está la puerta de mi cobijo de alquiler. Me cruzo con una manifestación cuyo lema es "Sí a la vida". Claro que sí, sin ninguna duda, sí a la vida, sí a vivir momentos exclusivos, dedicados a uno mismo, destinatario de un cariño que no cree merecer

Abro la puerta, cojo el ascensor, llego a mi piso. Algo asola de pereza mi interior. Mi compañero está en el salón y me recibe como sólo una gran persona sabe hacerlo.

Las 12 de la mañana. Hace 2 minutos que he llegado. Te hago saber que ya estoy aqui de la única forma que el S. XXI nos deja sin que un tercero se enriquezca con ello.

Vuelvo a mi otra vida, a la laboral, a la que me hace vivir en la paradoja.

A partir de aquí, más de lo mismo...

(sólo pienso en que pase pronto)


Canción del día:
Sale el sol (Shakira)

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